martes, 7 de febrero de 2023

El ácido poema de Margo

Libre como el pájaro más salvaje

Que jamás jaula hubo conocido.

Alma viajera, espíritu errante,

Lula era uno más de los elementos

Indómita como el mismo viento.

La chica trataba a la desesperada

De huir de una realidad nunca soñada.

Un trabajo estable, familia e hijos;

Una casa donde mantenerse guapa y agradable;

Nada de eso entraba en sus planes.

Ella quería viajar, conocer mundo,

Descubrir destinos donde nadie más hubo.

No era de ningún lugar concreto, no era de nadie

Y de ese modo quería seguir siendo.

Solo había un pequeño detalle:

Viajar costaba dinero.

Cualquier básico humano encerrado

En sus labores, su mundo diario, su trabajo

Pudiera pensar que Lula no tenía nada:

Ni piso, ni propiedades, ni una cuenta abultada,

Nadie que la esperara cada día a su llegada

Pero

Ella lo veía todo a la inversa.

Ellos estaban encerrados en pequeñas celdas

Ella, tenía a sus pies toda la existencia.

Solo quiero seguir viajando, saltar

De lugar en lugar.

¿Es eso pedir de más?”

Trabajaba en Madrid como enfermera,

Haciendo mil guardias, turnos extra

Para, llegado el momento de las vacaciones,

Poder dar rienda suelta a sus pasiones

Y conocer nuevos sitios del planeta.

Media vida gastada,

Para satisfacer mi verdadera meta.”



Estaba en mitad de una escapada

Conociendo la lejana Casablanca,

Luchando por regatear un poco

En el tenderete de un abarrotado zoco.

Miles de aromas asaltaban sus sentidos,

De inciensos, perfumes y ásperos tejidos,

Cuando en mitad de su dialéctica lucha

Se encontró con una diana para su puja.

“¿Cuánto por eso?” preguntó ella al vendedor,

Haciendo alusión a un objeto color latón,

De morro alargado y cuerpo fondón.

Era una lámpara con una borrosa inscripción

De esas que en los cuentos

Albergan alguna maravilla en su interior.

“200 dirhames, ángel rubio” dijo el comerciante.

“O 20 euros, si lo prefiere

al cambio es razonable,

si a usted bien le viene.”

“Le doy 100 dirhames

Que son 10 euros,

Según su razonamiento.”

“Que sean 150,

No bajaré más. Sepa

Que es mi última oferta.”

Y 135 dirhames fue finalmente el precio,

Para llevar a su habitáculo

El fatídico premio.



Llegado había Lula a su alojamiento,

Cuando depositó sobre la colcha el objeto.

Una ducha rápida, un cambio de adornos

Para poder combatir

Los vestigios del bochorno.

Vestida nuevamente y aseada

Miró pensativa

La lámpara de su cama.

Quizás mal no le viniera

Que también le diera una lavada.”

Y, sujetándola entre sus firmes dedos,

Frotó la superficie

Con el dorso de un pañuelo.

Vapores verdes como el pasto

Emergieron de sus adentros

Inundando toda la estancia

Formando, en última instancia

Un ser con extraños rasgos afilados

Y unos ojos despiadados.

“Saludos, humana.

Mi nombre es Margo, el Genio Cabrón.

Ya que me has liberado,

Es mi deber concederte un deseo a tu elección.”

Lula no era dama

De materiales pasiones.

Viajar lejos, conocer culturas,

Vivir esas emociones

Que solo el aventurero osado

Puede ver satisfechas

Al abrir camino con su paso.

El tiempo del viaje, el dinero

Eran los únicos escollos

Que debía superar primero.

Así que, en aquella época de pelis de Marvel,

Vino a su mente

La solución a sus males.

“Deseo tener el superpoder de teletransportarme.”

Dijo la chica, con seguro talante.

Y el genio asintiole complacido.

“Será un placer

Cumplir tu pedido.”

Y la lámpara desapareció de su sitio

Mágicamente

Tal como Lula podría hacer

De haberse cumplido

Su deseo ferviente.

Casi no puedo esperar

A probar mi regalo.”

Pensó ella,

Dándole vueltas al cráneo

Para elegir el primer lugar

Que visitar con el legado

Del genio.

“Sea pues, mi primer nuevo sino

Con el que testar mi poder adquirido

Será la lejana cumbre más alta

Del místico Himalaya.”

Se aprovisionó con cuanto abrigo

Pudo encontrar en su camerino:

Mantas, sábanas,

Capas de ropajes desmedidos.

Dio dos saltos, se concentró

Pensó en su destino,

Y dijo: “Al Himalaya”

Cerrando, sin saberlo, la cruel trampa

Que el genio le había tendido.

Pues Margo algo sabía,

Un pequeño detalle

Información no accesible

Para el resto de los mortales

Que sin embargo resultaba clave.

Lula también lo conocía

Más lo había pasado por alto,

Por culpa de las películas.

Cuando un superpoder nace en el superhéroe

Este afecta a su ser, es decir, lo que lo conforma,

¿Mas qué sucede con esas partes

Que no son exactamente propias?

En las películas, teletransportarse

Implicaba mover también la ropa

Hacia otra parte.

¡Qué absurdo! ¿No os parece?

¿Es que a lo que toques

También le transfieres tus superpoderes?

Lula lo descubrió con pena

Y ni siquiera fue el peor de sus problemas.

Hay una capa de piel muerta que nos recubre

A su manera, de forma protectora.

Las uñas, hacia fuera, están muertas, así como el pelo.

¿Tendría sentido que algo que no está hecho de células vivas

Tuviera también el efecto?

Cuando un superhéroe se teletransporta,

¿Lo hacen también las uñas que al cortarse

Dejó tiradas en el suelo?

Por último, los seres humanos

Una enorme cantidad de microorganismos

En nuestro intestino alojamos

Que hacen labores digestivas, protectoras

Nos regulan por dentro

En simbiosis laboriosa

Más, siendo estrictos,

No son nosotros, en ellos mismos.

De haber tenido en la boca un pescado vivo,

¿Lo habría teletransportado consigo?

Con todos estos datos en la recámara

Lula podría haber anticipado

La cruel cábala

Mas no fue el caso.



Una pareja de alpinistas

Que hacía cumbre en ese momento,

Describió de esta manera

El extraño avistamiento.

“Parecía un cuerpo humano

Suave, muy pálido.

Estaba completamente inmaculado,

Con su brillante piel

Reflejando el color de la nieve

En todos sus milímetros.

Fue un instante, nada más.

Con voz femenina, la oímos gritar:

¡Puto genio!, y ya.

Acto seguido,

Desapareció del lugar.”



La siguiente teletransportación de Lula,

Fue al último hospital donde hubiera

Trabajado ella.

Sin melena ni uñas

Con menos piel,

Sin cejas que resolvieran

La expresión desencajada de su ser.

Hipotermia aguda

En su dermis desnuda,

Y por un caso grave afligida

De flora interna desaparecida.

Por todo lo aquí contado fue atendida

Por la sanidad pública madrileña

De urgencia, sin demora

E internada en una unidad especial,

Tras esperar alrededor de 3 horas.



FIN