-Decenas. Cientos de
noches deseando estar juntos, sin necesidad de estar
realmente, viendo una película o tirados en el sofá sin hacer nada. Solo por ser tú y yo. Solo eso. Pero no
quieres, nunca has querido eso. No quieres disfrutar de mi compañía o de mí,
porque nunca me has querido realmente. Lo que quisiste siempre fue estar, y daba igual con quien. No era
nada, nunca he sido nada para nadie, solo un escalón para algo más, lo que
realmente querías.
Encontrarás (si no lo tienes ya, pues no me
hablas) a otro, y serás igual de feliz con él y le jurarás amor eterno, que es
la persona de tu vida… y quizás también te desencantes y pases al siguiente.
Por siempre jurando amor, nunca cumpliéndolo, siempre olvidando y desapareciendo.
Porque no es amor: es complacencia, es comodidad, es costumbre, es un escalón para estar. Los seres humanos tenemos negado
ese don. Somos prisioneros de una palabra que nos viene grande.
Te deseo lo mejor, pero afróntalo: nunca me
has querido. Solo era un escalón que ya has saltado por completo.
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