domingo, 23 de enero de 2022

Demonio cobarde

 Te escondes entre los recovecos de mi alma

al acecho, aguardando ese momento de flaqueza y debilidad

adecuado para aplicarme tu tormento, el tormento del recuerdo y la agonía,

la vida infeliz, una sonrisa.

Te escondes de mi vista, demonio cobarde, 

hasta que no tienes el foco encima y entonces...

Entonces me atacas, a traición,

por la espalda.

Líneas que jamás serán leídas por vergüenza, por pena

por puro patetismo

innata apatía reforzada, no aprendida

y en la cima del pozo, que es alto solo si se está al fondo

la mirada devuelves, navaja afilada de rencor.

Demonio cobarde, me pillaste de nuevo

con la guardia baja.

Pero hoy no será el día que esperas, 

que yo también espero. Hoy no.

Hoy me di cuenta a tiempo, 

cuando tu puñalada certera comenzó a hendir mi pecho.

Hoy no ganas, demonio cobarde.

Mañana, ya veremos.

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