domingo, 29 de noviembre de 2015

Viajero del Viento

Me da igual lo que hayan escrito los demás
en mi nombre.
Tengo tanto miedo de acabar como él…
A mi viajero del viento, que no cejas en tu empeño,
de viajar.
Cabalgando los aires con maestranza,
porque no tienes un lugar
al que llamar hogar.
Sin prisa, la brisa esperas,
y si aliento de tu alma debilita,
ávida cuenta da
tu espada, fulgura el firmamento y
nunca cejas de viajar.
Viajero del tiempo, sabes que nada aguarda,
al tiento, al ciego,
al cieno que moras,
libre, en tu musitada aurora.
Ya no hay más, sólo un momento.
Dime que es verdad, viajero del viento.
No quieres estar aquí,
no quieres estar allí.
En realidad, no quieres estar
en ningún lar,
no hay de ti emplazamiento
que te haga olvidar tu sueño,
y es que tu sueño, es no pertenecer a ningún lugar.
Viajero del viento, ya nada te retiene,
sólo una mano vacía y solitaria,
consuela tardía, amenazadora
de riesgos inexistentes, de flora
y fauna que ya conoces, que siempre ha estado allí, junto a
aquella rosa marchita
hace tiempo, olvidada estrofa de un soneto
por el que ya nadie llora,
que persigue tu vuelo al compás de sus pétalos.
Demasiado tarde, otrora.
Viajero del viento, ya no mires atrás
más, no queda nada que lamentar, sólo todo.
Viajero del viento,
a donde vayas, donde acabes,
no olvides que lo siento.  

FIN

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